lunes, 5 de julio de 2010

Fútbol y Lenguaje

Ahora que terminó el Mundial, por lo menos para nosotros los argentinos, presento una adaptación de un ensayo de Pier Paolo Pasolini. El original pueden leerlo en:
http://www.pasolini.net/madrid-saggi08.htm
Hay otro escrito maravilloso que relaciona el fútbol y el lenguaje escrito por mi amigo Fernando Baralo. En cualquier momento lo ponemos en el Blog.
Pero por ahora nos conformamos con lo que escribió el escritor, poeta y director de cine italiano.
Aclaro que lo escrito en cursiva son agregados mios para acercar aún mas los conceptos de Pasolini.

El fútbol es un lenguaje con sus poetas y prosistas

¿Qué es una lengua? Un sistema de signos, responde, de la manera más exacta hoy, un semiólogo. Pero un sistema de signos no es sola y necesariamente una lengua escrito-hablada.
Cada lengua (sistema de signos escritos-hablados) posee un código general.
Sin embargo, cada lengua está articulada en varias sublenguas, de las que cada una posee un subcódigo: así pues, los médicos se comprenden entre sí -cuando hablan su jerga especializada- porque cada uno de ellos conoce el subcódigo de la lengua médica. (A partir de Bajtín entenderíamos esto como género discursivo).
El fútbol es un sistema de signos, o sea un lenguaje. Tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, el que nosotros nos planteamos en seguida como término de confrontación, o sea el lenguaje escrito-hablado.
De hecho, las palabras del lenguaje del fútbol se forman exactamente igual que las palabras del lenguaje escrito-hablado. Ahora bien, ¿cómo se forman estas últimas? Se forman a través de la llamada doble articulación, o sea a través de las infinitas combinaciones de los fonemas.
Los «fonemas», por tanto, son las «unidades mínimas» de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: Un hombre que usa los pies para patear una pelota es tal unidad mínima: tal podema (si queremos seguir divirtiéndonos). Las infinitas posibilidades de combinación de los podemas forman las palabras futbolísticas: y el conjunto de las palabras futbolísticas forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas.
Los podemas son veintidós (casi igual que los fonemas del Rio de la Plata): las palabras futbolísticas son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los podemas (en la práctica, los pases entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el partido, que es un auténtico discurso dramático.
Los cifradores de este lenguaje son los jugadores, nosotros, en las tribunas, somos los descifradores: así pues, poseemos en común un código.
Quien no conoce el código del fútbol no entiende el significado de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases).

No soy ni Roland Barthes ni Greimas, pero como aficionado, si quisiera, podría escribir un ensayo mucho más convincente que esta mención, sobre la lengua del fútbol. Pienso, además, que se podría escribir también un bonito ensayo titulado Propp aplicado al fútbol: porque, naturalmente, como toda lengua, el fútbol tiene su momento puramente instrumental, rigurosa y abstractamente regulado por el código, y su momento expresivo.

En efecto, antes he dicho que toda lengua se articula en varias sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo.

Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: también el fútbol posee unos subcódigos, desde el momento que, de ser puramente instrumental, pasa a convertirse en expresivo.

Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético.

Así, precisamente por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente en prosa: prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente en poesía.

En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: se trata de los momentos del gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es ineluctable, fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético.

También la gambeta es de por sí poética (aunque no siempre como la acción del gol). De hecho, el sueño de todo jugador (compartido por todo espectador) es salir del centro del campo, gambetear a todos y hacer el gol. Si, dentro de los límites permitidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es precisamente ésta. Pero no sucede jamás. (Cuando Pasolini escribió esto todavía no se había jugado el Mundial 86 y Diego Maradona no le había hecho el fantástico gol a los ingleses, que no llegó a ver porque falleció en 1975).

¿Quiénes son los mejores gambeteadores del mundo y los mejores goleadores? Los brasileños. (¿Podríamos discutirlo?, por supuesto).

Por lo tanto, su fútbol es un fútbol de poesía: de hecho, en él todo está basado en la gambeta y en el gol.

El catenaccio (encadenado) y la triangulación (que Brera (1) llamó geometría) es un fútbol de prosa: en efecto, está basado en la sintaxis, o sea en el juego colectivo y organizado: es decir, en la ejecución razonada del código. Su único momento poético es el contraataque, con el gol añadido (que, como hemos visto, no puede más que ser poético). En definitiva, el momento poético del fútbol parece ser (como siempre) el momento individualista (gambeta y gol; o pase inspirado).

El fútbol en prosa es el del llamado sistema (el fútbol europeo): su esquema es el siguiente:



El gol, en este esquema, está encomendado a la conclusión, a ser posible de un poeta realista como Riva (2), pero debe derivar de una organización de juego colectivo, basado en una serie de pases geométricos ejecutados según las reglas del código.

El fútbol en poesía es el del fútbol latinoamericano: su esquema es el siguiente:



Esquema que para ser realizado debe requerir una capacidad monstruosa de gambetear (cosa que en Europa es repudiada en nombre de la prosa colectiva): y el gol puede ser inventado por cualquiera y desde cualquier posición. Si gambeta y gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol, es por eso que el fútbol brasileño es un fútbol de poesía.

(1) Gianni Brera. (8/9/19 – 19/12/92) Periodista y novelista. Considerado como el periodista deportivo más influyente de Italia.

(2) Luigi "Gigi" Riva (Leggiuno, Provincia de Varese, Italia, 7 de noviembre de 1944) Futbolista italiano, para algunos expertos, el mejor delantero que ha existido en Italia tras la II Guerra Mundial.
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2 comentarios:

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